Me fui de aquel infierno
al anochecer.
Cambié de nombre, de aspecto,
de ciudad.
Si bien no sé olvidar,
tampoco perdonar.
Sobreviví al invierno
debatiéndome.
Y amanecí aquí dispuesta a continuar.
Porque sin tu calor,
sin tus brazos, sin mi delirio,
no será difícil demostrar,
que ya no soy tuya.
Enloquecí en otros labios y dudé.
Me maltraté, me desprecié, me perdoné.
Juré vengarme y humillarte y resistir
a todo lo que (hoy) aún me une a ti.
Y amanecí aquí dispuesta a continuar.